La relación del Huerto del Cura con el mundo de las ciencias y las artes se remonta al año 1900, cuando el eclipse de sol.  En esa ocasión vino a visitar a la Palmera Imperial el maestro Alfredo Javaloyes, autor del mundialmente conocido pasodoble “El Abanico”. Javaloyes  visitó el  jardín en otras muchas ocasiones y hasta regaló a la biblioteca del Huerto la partitura original de su obra inmortal.   En el año 1907 visitaron el huerto otros dos compositores de talla internacional: Claude Debussy y Oscar Esplá. Este ultimo como D. Alfredo Javaloyes fue visitante habitual del huerto y de la Palmera Imperial.

​En 1916 vino Arthur Rubinstein con tan sólo 29 años. Los detalles de su visita (como la de Debussy) nos son desconocidos. Sabemos que estuvieron  en el huerto, porque dejaron escrito el recuerdo de su visita. Rubinstein volvió el año 1972, cuando contaba 85 años, a estrenar el piano Steinway adquirido por la sociedad de Conciertos. Volvió de visita al Huerto del Cura donde se le dedicó una palmera. El gran pianista tuvo ocasión de mostrar su simpatía y su buen humor en un evento inolvidable.

La lista de personajes del mundo de la música que han mantenido relación con el Huerto del Cura es extensa. Podríamos citar  musicólogos como  José Subirá, Manuel Palau y Boix (tan relacionado con el Misteri) y Federico Sopeña, este último, visitante habitual, al que se le dedicó una palmera. Entre los compositores de zarzuelas, los maestros José Padilla, José Serrano, Manuel de Faixa, Federico Moreno Torroba, Jacinto Guerrero, Pablo Luna. Los también compositores Joaquín Rodrigo y Conrado del Campo. Intérpretes como José Cubiles (que tiene una palmera dedicada) Regino Sainz de la Maza y el tenor Miguel Fleta. Y hasta personajes relacionados con la música ligera como Augusto Algueró, el Duo Dinámico y Ana Torroja.

Seguramente el acontecimiento musical que ha dejado más impronta haya sido la composición de la habanera “Aromas Ilicitanos”. Sus autores, Francisco Ibarra Cascales y Francisco Mendiola Ibarra, se inspiraron para su letra y su música en un banco frente a la Palmera Imperial. La escribieron en el mismo Huerto, se la dedicaron a Don Juan Orts Román y la estrenaron la noche del 30 de septiembre de 1951 en la rotonda de la entrada del jardín. El éxito fue enorme teniendo que ser repetida varias veces. Finalmente los autores dedicaron la partitura original a su anfitrión. “Aromas Ilicitanos” se convirtió en el himno popular de Elche.

Músicos en el Paraíso